Fernando Epstein











Fernando Epstein es uruguayo, productor de cine y editor. Creador  junto a Pablo Stoll y Juan Pablo Rebella de la productora Control Z Films. Produjo películas como "25 watts”, “Whisky”, “La perrera”, “Acné” y “Gigante”.

Los comienzos
"25 Watts" fue el puntapié inicial. Era un trabajo que se venía dando desde la facultad con Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll. Habíamos sido compañeros y egresamos en el '97 de la Universidad Católica. Estábamos entusiasmados con hacer cosas juntos.  Ya habíamos trabajado en la facultad en varios trabajos curriculares y más o menos íbamos perfilando los roles que queríamos ocupar cada uno. Yo quería ser editor y trabajar de eso en productoras publicitarias. Mi sueño era editar películas. Enseguida empezamos a hacer cosas juntos. Lo primero que hicimos fue un videoclip y casi inmediatamente apareció "25 Watts". Era un guión bastante realizable dentro de nuestras posibilidades y así fue que nos decidimos filmarlo en el año 2000 y una vez terminada la película enviarla a fondos.  En un comienzo los tres éramos  productores, después cuando se acercó la época del rodaje es  que se  terminó concretando que los directores debían concentrarse en dirigir y como mi trabajo como editor comenzaba después,  pasé a ocuparme de la producción. Al ser un poco más grande que ellos y tener experiencia en la empresa de mi padre, me movía con otra soltura. Me gustó el trabajo. También me  tocó editar la película. Una vez que la película estaba encaminada en festivales,  lo que pasó fue medio insólito. En estos días hace 10 años que se estrenó la película en el Festival de Rotterdam. Fue como una puerta de entrada al mundo. Tuvimos la chance de entrar por un camino abierto, algo que ya lo había hecho el nuevo cine argentino.  Encontramos así que no sólo habíamos hecho algo que nos gustaba  sino que podíamos hacer de eso una profesión.

Percepciones personales
De lo único que tomo conciencia es de lo que genera en mi vida, no trabajo con la intención de provocar cambios.  A  "25 Watts" le fue bien, se puso el foco sobre los directores y eso dio lugar a que proyectos de otros directores uruguayos que estábamos intentando llevar adelante también tuvieran una cabida.

Control Z

Nunca nos planteamos esto como un negocio sino como una actividad que nos gusta y que nos permite vivir de esto. Nunca nos planteamos la producción como un negocio. Nunca produjimos un guión que nos trajeran, no nos sale naturalmente agarrar un guión de cualquiera y buscar fondos para realizarlo. Nos parece importante tener una relación de antemano, conocernos aunque no seamos amigos.
La productora fue la consecuencia de un trabajo que se venía profesionalizando. Vimos que podíamos ayudar a amigos que estaban dentro de la misma búsqueda cinematográfica, teníamos una puerta abierta y podíamos trabajar en eso. Empezamos entonces por  ayudar a proyectos que lo necesitaban y así fue cómo surgió "La Perrera", primer proyecto que nos lanzamos a desarrollar que no era dirigido por Juan y Pablo. "La Perrera" tuvo un desarrollo bastante más lento y más largo que el siguiente proyecto que hicimos, "Whisky". En muy poco tiempo logró el financiamiento a través de fondos y recursos a los que aplicamos, incluso pudimos adelantar el rodaje. "Whisky" fue otro aluvión: participación en Cannes, premios. Esto financió otros proyectos que vinieron más adelante, con la ayuda también de los contactos y el reconocimiento generados en el extranjero.
Creo que es probable que las películas que hizo Control Z compartan un mismo estilo, lo que no significa que ese sea el estilo de cine uruguayo. Lo que puede compartir una película nuestra con otra productora es el modo de producción en el cual se enmarca.

El cine en Uruguay
Este es un mercado con un techo muy bajo, nuestra taquilla y cantidad de espectadores es ínfima. En cuanto al apoyo estatal, recién hace dos años hay una ley de cine. En Argentina, por ejemplo, existe  un Instituto de cine (INCAA) que tiene un presupuesto multimillonario y que trabaja en el subsidio de las producciones nacionales para tener de alguna manera viva la industria cinematográfica. Una película no se conforma solamente  por productores y directores, sino que implica una movida de no menos de 150 a 200 personas.
Yo no creo que los inversores extranjeros apuesten al cine uruguayo, sino que apuestan a un tipo de cine. Es un tipo de cine que va en una corriente distinta de lo que es el cine de mercado que se hace en Estados Unidos y que domina las pantallas del mundo. El cine uruguayo es un cine más de autor, más basado en la visión del director por sobre las fuerzas de las estrellas, es un cine que de por sí tiene como una base de tozudez en su concepto, en donde importa más el arte y la expresión del arte.
En nuestro caso siempre nos planteamos historias chicas que fueran contables, y que aun así sigan siendo una película de cine. Pero hay otras producciones que apuntan a otras  cosas y que siguen siendo tan cine uruguayo y está bien. Los tipos de fondos que nos apoyan, miran cierto tipo de cine y no un cine de un país determinado. Es verdad que hay ciertas modas como fue el cine iraní o el cine rioplatense, después se fue hacia Europa del Este, ahora está más de moda Tailandia y esos otros destinos más exóticos.

Las coproducciones
Las películas son películas, son buenas o malas, quién juzga esto, es muy difícil de decir. De todas maneras es cierto que existen dos o tres festivales con prestigio que permiten que este tipo de cine sea posible, que le dan una cierta entrada al mercado en un escaparate de mucho prestigio.
Nuestro techo financiero nos obliga a salir a buscar recursos al extranjero. En general se piensa qué tipo de película se quiere hacer para luego planificar dónde se financia o dónde se busca la subvención necesaria. Este sistema de fondos y subvenciones tiene un cometido cultural y eso marca la cancha bastante fuerte.

Películas uruguayas en el exterior

"25 Watts" era una película que contaba la historia de tres pibes de Montevideo, al parecer una temática muy uruguaya. De repente me tocó ir a un festival en República Checa y encontrarme con pibes de la misma edad copados con la película, que se sentían identificados. Lo mismo pasaba con "Whisky" que se veía como una cosa super uruguaya y sin embargo pegó y enganchó mucho. Yo creo que en realidad no se trata tanto del uruguayo sino de temas humanos más profundos que las películas tratan. Al final todas las películas tratan de cinco o seis temas y la manera de tratarlas es un poco lo que hace la diferencia.
Hacer una película es un proceso que lleva muchos años y uno muchas veces pierde el rumbo. Particularmente cuando empieza la etapa de montaje, llega un momento que uno no sabe si lo que se está haciendo va por buen camino o no. Hasta que llega el momento de presentarla, un momento muy lindo e interesante. Siempre se realiza con un público absolutamente desconocido. De repente uno siente risas en partes de la película en las que no se buscaba. Son este tipo de cosas las que te sorprenden.

Nuevos proyectos
"3" es un proyecto que tiene ya muchos años. Lo  comenzaron a escribir Juan y Pablo después de "Whisky". Juan Pablo falleció en el 2006 y el proyecto quedó un poco guardado. A mí me parecía que era un guión buenísimo y a pesar de la tristeza, consideraba que había que filmarlo. Pablo en ese momento se animó a hacerlo. Viajó a España con la intención de trabajar en el guión, pero en lugar de trabajar en "3", trabajó en el guión de "Hiroshima" y lo trajo pronto y listo para filmar. Decidimos filmar "Hiroshima" antes porque tenía sentido ya que era manejable. Nos tiramos al agua con eso esperando que "3" tuviera su camino de desarrollo.
La película tiene como centro tres personajes: un odontólogo de 50 años y que siente un vacío en su familia actual, y sutilmente trata de recuperara el lugar en la anterior, con su ex esposa e hija. La historia va creciendo y confluyendo a un nuevo tipo de familia, un poco disfuncional, pero familia al fin. Ahora está en proceso de montaje. Cuando terminemos veremos cuál es su proceso de presentación. Sabemos que Cannes es en mayo y que queremos estar. Por otro lado tenemos que respetar el tiempo que la película requiere para terminarla. Presentarla en Cannes significa el prestigio de estar ahí y la posibilidad de generar nuevos recursos para nuevos proyectos.
También hay un proyecto de Ana Guevara y Leticia Jorge, "Tanta Agua", que se filmará este año.

Gustos cinematográficos
En general no me gusta el género de terror porque está asociado con cierto tipo de violencia que cada vez me gusta menos. Ya no me engancho con el terror psicológico, cada vez me interesa menos. No  podría involucrarme en un proyecto que que fuera sobre cosas en las que no creo.
Las películas que sí me interesaría hacer y que no tendría miedo a producir son las más ambiciosas, cosas que no sé ni cómo se hacen, y el desafío me divierte mucho, como ser ciencia ficción. Hace un año y medio me compré una colección de películas donde actuaba John Wayne, en un momento me di cuenta que me encantaría editar una buena batahola de taberna, con tipos que vuelan.
Hay películas que me impactan y quedan en mi memoria. "Pulp Fiction" en su momento me voló la cabeza, aunque ya no me emociona como antes. En los últimos años no he visto tantas películas que me encanten. Tampoco he visto tanto cine como cuando era estudiante. "Maldito Policía de Nueva Orleans" me pareción increible. Hace algunos años atrás vi una película que me emocionó: "Waltz with Bashir".

El cine uruguayo en 10 años

No sé bien qué va a pasar con el cine uruguayo en unos años. Hay una ley de cine que antes no existía. No hay leyes sólidas para poder bancar un viraje político importante. Se instaló  de todas maneras la necesidad de apoyo al cine, sin embargo el estado uruguayo llega como mucho a un 30% de financiamiento del presupuesto de películas.
En el plano internacional somos muy permeables a las crisis y a los cambios también. Hay muchas personas con proyectos esperando apoyo del extranjero. Para nosotros por ejemplo es medio incómodo presentarnos una y otra vez a los fondos de ayuda sabiendo que hay gente que viene atrás; por otro lado es la única manera que existe para hacerlo. Se desgasta todo.
Qué puede pasar de acá en adelante, no tengo mucha idea.



El hombre de al lado


















Leonardo es un hombre de clase media burguesa dedicado al diseño, exitoso y brillante en su trabajo. Junto a su mujer y su hija vive en la ciudad de La Plata, en la única casa que el famoso arquitecto suizo Le Corbusier diseñó y construyó en toda América, un hecho para nada menor dentro del relato y del universo plástico de la película. Una mañana Leonardo se despierta por una serie de ruidos insistentes que al principio no consigue identificar. Se trata de un grupo de albañiles que acaban de abrir un boquete en una medianera vecina para instalar una ventana, cuya vista caerá de lleno dentro de su propia casa. Sorprendido e indignado, Leonardo ordena a los obreros que se detengan y que le informen al dueño de la propiedad lindera que no puede instalar una ventana ahí, violando su privacidad. El desgano con que los albañiles aceptan la orden resulta un preanuncio de lo que vendrá: lo próximo que sabrá Leonardo al respecto será a través de nuevos ruidos de obra. Desde su ventana, Leonardo conocerá a Víctor, el hombre de al lado, que asomado al boquete, intimidante con la voz arenosa y su físico robusto, impondrá los ritmos de la relación que ambos tendrán partir de allí. “Sólo quiero capturar unos rayitos de ese sol que a vos te sobra, Leonardo”, le dice Víctor al afortunado habitante de esa casa con piel de vidrio. El hombre de al lado también pone en juego la relación de clases: Leonardo no podrá sino sentirse intimidado por la intrusión de aquello Otro que llega desde afuera al intentar penetrar su mundo, a quitarle el espacio que, según él cree, le pertenece legítimamente. Primero de forma física y evidente, desde ese gran ojo abierto en la pared que mira dentro de su casa; luego desde lo personal: Víctor irá forzando una relación de intimidad que Leonardo quiere inútilmente rechazar. Lo otro irá ganando la curiosidad de Leonardo, su deseo; una admiración velada de rechazo. Como en las películas de Hitchcock y Polanski, la mirada de Leonardo, su propia subjetividad, irán construyendo a Víctor hasta convertirlo en obsesión. Ese hombre expuesto a la mirada de cientos de personas desconocidas que se acercan a ver la casa de vidrio de Le Corbusier rechaza e intenta someter y extirpar la mirada abandonada de ese vecino que busca robarle “unos rayitos de sol” y amenaza con mostrarlo tal como es.


Voyeurismo y la mirada del otro son dos conceptos que adquieren protagonismo en la película constantemente. Vivimos en una sociedad egoista, poco íntima, donde el contacto directo y cordial con nuestro "vecino" se ha perdido. En este mundo solitario, del hombre único y centro de todo, ¿quién es el que mira de manera correcta y quién es el que mira de manera incorrecta? ¿será que ciertos preconceptos sociales nos llevan a pensar que ciertos modos y formas son los moralmente aprobados y bien vistos?

Leonardo vive en una casa hecha por uno de los mejores arquitectos de la historia, Le Corbusier, una casa con una iluminación perfecta, espacios adaptados para la comodidad a escala humana, con una perfecta combinación de verdes, y una decoración que alterna entre los blancos y los transparentes. Tiene una esposa profesora de yoga y meditación y una hija adolescente hermosa. A esto se le suma que es un prestigioso diseñador industrial que ha tenido mucho éxito en su país y en el mundo, es referencia en su profesión. Dicho así Leonardo tiene la vida perfecta, esa vida que quizás cualquiera de nosotros soñamos, la que nos cuentan que es "eso" a lo que hay que "llegar" o "alcanzar".
Si ahondamos un poco más en la filosofía de Le Corbusier es posible rescatar algunos conceptos interesantes que aportan aún más elementos a este relato: por ejemplo, este  prestigioso arquitecto veía todo proceso de diseño con fines utópicos. Sin embargo, uno de los puntos esenciales quizás sea la ventana longitudinal que define las ventanas como un elemento que mejora la relación con el exterior.

Al parecer Le Corbusier no estaba tan errado, su proyecto contenía un alto grado de utopía.
Leonardo no tiene una buena comunicación ni para el adentro, ni para el afuera. Vive en un mundo frío, sin sentimientos, donde la felicidad no tiene ningun significado. La aparición de una ventana, de un vecino que lo observa y que hace, de cierta manera, que él se observe a sí mismo, lo descoloca, hace que pueda verse a él mismo desde la perspectiva de un extraño. Esto lo descoloca.

Planos cortados, primeros planos, planos incómodos acompañan a un gran guión en este camino conceptual. Estéticamente la mirada del otro, la mirada de Víctor, es oscura, es negra, por lo menos en lo que se puede observar a través de su ventana, en sus atuendos y en el color de su camioneta. Quizás apelando a la subjetividad de Leonardo, quizás todo lo que está pasando está en la cabeza de Leonardo y en una forma de poder ver su propia vida desde otra perspectiva. Víctor es un personaje casi opuesto a Leonardo, un tipo con lenguaje y formas casi vulgares, expresa su sexualidad libremente, no tiene familia, caza la comida que come y sus modales no siguen el reglamento hasta rozar casi la violencia. Sin embargo, en algun lugar de su ser demuestra ternura e interés por los demás.

Rafael Spregelburd y Daniel Aráoz, quienes personifican a Leoanrdo y Víctor, se prestan al juego de versiones y apariencias con toda plasticidad. Los secundan de manera sobresaliente Lorenza Acuña en el rol de mucama paraguaya y Eugenia Alonso, cuya Ana de esencia viperina profesa la espiritualidad del yoga y exige el irritante “piquito-piquito”.

Titulo original: El hombre de al lado
Género: Comedia dramática
País: Argentina
Año: 2009
Duración: 1h40'
Director: Gastón Duprat, Mariano Cohn















Sobre la obra

“El comisario Gallo llama a la sargento Valentini, quien le debe un favor, para hacer un operativo que perjudicaría a un protegido del inspector Benavídez. Valentini siempre respondió a Benavídez, de quien está enamorada, pero decide traicionarlo por despecho y porque no le queda otra. Para el operativo el comisario Gallo le adjudicó al único hombre fiel que tiene que es el cabo Ordóñez, y ella le pidió que la deje participar a su hija Andrea Gallo.

Los tres están en un depósito de una antigua casa de telas. Su misión es observar por un monitor los movimientos del local nocturno vigilado por unas cámaras. Ni bien llegue el individuo, procederán a detenerlo. Hasta aquí la protohistoria pero una vez encerrados se les arma un entrevero de sentimientos y no se les ocurre mejor idea que meter preso al amor”.

Algunas impresiones

Amor a tiros de Bernardo Cappa es una obra inteligente, inteligencia que se basa en presentar una idea simple y desarrollarla en su máximo potencial. Tres policías, en un depósito muy pequeño, hacinados para un operativo, se ven obligados, por fuerza mayor o menor, a verse cara a cara, cuerpo a cuerpo y, de este modo, revisar sus prontuarios sentimentales. La corrupción en la fuerza pública, los intereses cruzados y la ineptitud profesional son ejes tratados en cada detalle de la construcción de los personajes, interpretados por actores que se destacan hasta en el más mínimo gesto. Nos separan pocos centímetros del escenario y la iluminación destaca el más sutil movimiento de cejas. Las penas de amor de cada uno de ellos hace que se “vigilen” y botoneen, como si se pudieran controlar los sentimientos cual ordenanzas municipales.
Por momentos la obra parece una sátira tercermundista de las series de SONY en las que policías e investigadores dejan colar sus sentimientos en cada operativo. Por otros, se dejan entrever los condimentos saturados de las novelas de la tarde.

Dramaturgista: Laura Nevole

Asistencia: Maia Lancioni

Dirección: Bernardo Cappa

Escenografía: Norberto Laino

Vestuario: Paola DelgadoLuces: Claudio Del Bianco
Producción ejecutiva: Yanina Leandra
Producción general: Roberto Malkassian 















Gwyn, un galés, llega a Buenos Aires y decide alojarse en un departamento compartido en donde encuentra a un profesor desocupado, una agente inmobiliaria, y una pintora en vías de fracaso. El profesor trata de explicar un raro e imposible plan para vender a la NASA un sistema para producir agua potable a partir del agua de mar intentando hacer partícipes a la agente inmobiliaria y a la pintora en él. El plan es complicado y ridículo, explicado en detalle por el profesor se torna aún más oscuro y enmarañado. Mientras tanto, Gwyn observa entre atónito y desconcertado el excéntrico trío ellos siguen con su debate que es debacle de palabras inconexas y desconcertantes. Es allí que una voz en off (es la de Gwyn) dice: “Yo no creo en el infierno. Pero sin embargo estoy aquí”. Las palabras producen hilaridad en el público.

Dos lenguas, la comunicación aparente y puentes que son los únicos cables a tierra de la obra. Escribía Freud en El malestar en la cultura “Para ser feliz. Hay que hacerse el estúpido o simplemente serlo”. Muchas veces la risa es un recurso al que echamos mano para ahogar el llanto mientras que los sueños nos proveen un mundo que aunque complejo y enmarañado que nos conviene porque la vigilia nos remite a una realidad infernal y es allí que se entiende la frase de Gwyn “Yo no creo en el infierno. Pero sin embargo estoy aquí”.

La comunicación

Buenos Aires gira entorno a un tema recurrente en Spregelburd: la incomunicación. En forma de grotesco y comedia el director expone las diferencias culturales y sobre todo idiomáticas entre el mundo galés y el mundo argentino. Que paradoja, un casi inglés teniendo algún que otro problema de comunicación con un argentino. De todas maneras este no es el punto más profundo de la incomunicación sino que los mundos interiores de estos personajes.
Al parecer todos se conocen, dialogan, comparten meriendas, whisky, tango y cumbia, sin embargo ninguno conecta con su mundo interior y los secretos de vida son fuertemente guardados.
Quizás esto se represente más fuertemente con los pensamientos de Gwen que son transmitidos a través de una voz en off que nadie escucha, sólo el espectador, un espectador voyeurista que pisa el escenario a la hora de entrar al teatro. Gwen es el único personaje que demuestra problema de comunicación hasta con él mismo. Sus pensamientos son vagos, hasta que puede decirse a el mismo, o al público, lo que está pasando dentro de él realmente.


Los puentes

Sin embargo la no comunicación no es constante. Algunos puentes se construyen y los personajes se conectan a través de los mismos. No son puentes verbales sino que emocionales y corporales. sinceros contundentes, directos y por sobre todas las cosas movilizadores. El agua debe correr debajo del puente para sanar las heridas.


Buenos Aires

Un excelente título para esta nueva puesta en escena de Rafael Spregelburd. Una gran ciudad con muchos habitantes que se ven las caras todos los días y que dialogan pero no se comunican. Nadie sabe lo que realmente le pasa al otro y hasta se siente extranjero en su propia tierra.

Ficha técnico artística

Autoría: Rafael Spregelburd
Actuan: Andrea Garrote, Monica Raiola, Rafael Spregelburd, Alberto Suárez
Vestuario: Julieta Alvarez
Escenografía: Santiago Badillo
Iluminación: Santiago Badillo
Fotografía: Kirsten McTernan, Adrián Salgueiro
Asistencia de dirección: Pablo Seijo
Producción: Corina Cruciani
Dirección: Rafael Spregelburd














¿Como un hombre construye un varón? En Lote 77 tres hombres indagan en las tareas que hacen a la crianza, selección y clasificación del ganado bovino en lotes de venta. En ese proceso se enfrentarán a la frágil faena de reconocerse.

El espectáculo es el resultado de un profundo trabajo de investigación que desarrolló el elenco junto al director sobre dos ejes temáticos: las tareas rurales ganaderas y la búsqueda de aquellas cuestiones que hacen a la construcción de la masculinidad.

Que Marcelo Mininno, director, haya vivido toda la primer parte de su vida, hasta los dieciocho años, en la localidad bonaerense de Salto, y que allí haya ayudado en más de una ocasión a su padre en ciertas tareas rurales, se nota. Y digo esto por el modo en que supo trasladar este muchacho el clima, los tonos y ciertas costumbres que no son propias de esta gran ciudad.

En Lote 77 está el hombre ganador, de clase alta; el que se siente perdedor, hijo de un albañil; y un hombre común, que ha vivido el exilio de su padre. Pero los tres no dejan de ser uno, porque mson la esencia del varon, más allá de lo que a cada uno le pasó en la vida y de las elecciones que haya hecho.

La obra está construida desde esa hipótesis. Existe una diferencia entre lo que es ser un hombre y ser un varón: se nace con un sexo y construimos un género a partir de lo que socialmente nos toca, desde la historia que tenemos que vivir. En Lote 77 se habla del exilio, de Malvinas, de la época del uno a uno, porque los hechos históricos construyen a una persona. La obra tiene una visión optimista a pesar de que pueda ser considerada muy dura. Cuando los personajes tienen un recuerdo, cuando lo cuentan, siempre lo celebran, aunque lo que narran pueda ser terrible. Esto es así porque celebrar un encuentro con uno mismo es una oportunidad para aprender de la experiencia y saber quién es uno.

Escenográficamente un corral es en verdad un baño público, lo que es un frigorífico se transforma en el lugar del remate donde los animales –los hombres están por ser vendidos. El baño y el espejo constituyen un espacio que habla de mucha sinceridad.

Segun Marcelo Mininno: "es cierto que la dramaturgia se dedicó más al mundo de la identidad femenina que a la de la masculina en lo que a género se refiere. La recepción que hizo el público para con nosotros fue siempre muy agradecida, se ve que tenían ganas de escuchar la palabra del varón actual."




Ficha Tecnica:
Actores:
ANDRÉS DADAMO ● LAUTARO DELGADO ● RODRIGO GONZÁLEZ GARILLO
Diseño escenográfico: MARCELO MININNO
Diseño de iluminación: ELI SIRLIN
Diseño de vestuario: CAROLINA MAS
Asistencia de dirección: SILVIA OLEKSIKIW
Producción ejecutiva: PABLO MORGAVI
Dramaturgia y dirección: MARCELO MININNO